sábado, 20 de febrero de 2010

HOY SE DESPIDE EL CARLOS DITTBORN




Hoy a las 22:00 hrs se jugará el último partido en la cancha 1 del Estadio Carlos Dittborn antes de su remodelación, y el rivla de turno es Curicó Unido, por lo que el hincha ariqueño tiene que asistir en masa para despedirse del mítico recinto creado para el Mundial de 1962.

En el recinto mundialista han pasado varios acontecimientos importantes para el balónpie nacional e internacional. Liguillas de Promoción, ascensos, campeonatos, descensos, siendo el hito más destacado la subsede para el Mundial FIFA de 1962.

Además jugadores de renombre han pisado el terreno del mundialista, los soviéticos Lev Yashin (reconocido por muchos como el mejor arquero de todos los tiempos), Chislenko, Valentín Kozmich; los yugoslavos Drazan Jerkovic y Milan Galic; los argentinos Alberto Acosta, Jorge Eduardo Bianco, Jorge Quinteros, José María Buljubasich, Darío Conca, Diego Rivarola, y Horacio Simaldone; los uruguayos Jorge Luis Siviero, Washington Olivera, y Claudio Arbiza; los brasileños Severino Vasconcelos y Joao Ananías; y los nacionales Leonel Sánchez, Iván Zamorano, Carlos Caszely, Francisco Valdés, Luis Eyzaguirre, Eladio Rojas, Misael Escuti, Honorino Lando, Jaime Tobar, Jaime Ramírez, Raúl Sánchez, Sergio Navarro, Jorge Toro, Carlos Contreras, Osvaldo Hurtado, Leopoldo Vallejos, Marcelo Vega, Héctor Puebla, Juan Carlos Letelier, Juan Covarrubias, Oscar Wirth, Pedro González Vera, Miguel Pinto, Mariano Puyol, Manuel Pellegrini, entre otros.

Luego del partido ante Curicó se cerrará el Carlos Dittborn para entrar en remodelación, y San Marcos deberá jugar como local en la cancha 3 del recinto, bautizado como “Alfredo Rossi Montana” en honor a un destacado entrenador de fútbol local.


Historia y datos del Carlos Dittborn



El Estadio Carlos Dittborn fue creado por iniciativa de la Junta de Adelanto de Arica, como sede representante del norte de Chile para el Mundial de Fútbol de 1962.

El nombre del estadio es en honor del dirigente deportivo Carlos Dittborn Pinto presidente de la CONMEBOL y del comité organizador del Mundial de 1962 que falleció días antes de la inauguración del mismo.

Su arquitecto fue Karl Brunner, y sus dimensiones actuales son de 105 x 68 metros, con una capacidad de 17.000 espectadores aproximadamente.

Su inauguración fue el 15 de Abril de 1962.

El estadio Carlos Dittborn fue uno de los que albergo más público en la copa mundial, reuniendo 75.000 personas en los 4 encuentros que se diputaron en la subsede (3 en la primera ronda, y 1 en cuartos de final).

Desde 1978 ejerce como local el cuadro de Club Deportes Arica, que desde el 2006 es llamado San Marcos de Arica. En el recinto ubicado en calle 18 de Septiembre, el club ariqueño ha obtenido memorables logros, y jugadores de gran nivel han vestido la celeste tales como Francisco Valdés, Jorge Cabrera, Joao Ananías, Horacio Simaldone, Osvaldo Hurtado, Leopoldo Vallejos, Rafael González, Jorge Neumann, Jorge Bianco, entre otros.



El 2009, la Presidente de la República Michelle Bachelet incluyó al Estadio Carlos Dittborn dentro de los estadios que serán remodelados para el Bicentenario.


El Mundial del 62’ en Arica


“¡Justicia Divina, señores, justicia divina!, Leonel Sánchez ha dejado parado a Yashin, “La Araña Negra”, y Chile le esta ganando a Rusia en el Estadio “Carlos Dittborn”, repleto de ariqueños y chilenos que festejan la apertura de la cuenta”.

El vibrante relato de una de las hazañas deportivas nacionales, jamás igualada en el fútbol (triunfo de Chile sobre URSS por 2-1 en el Mundial de 1962 por cuartos de final) corresponde nada menos que al prestigiado periodista deportivo Julio Martínez Prado (Q.E.P.D.), declarado Hijo Ilustre de Arica el 2000.

Para llegar a ese momento cúlmine, último partido que se jugó en la subsede Arica de aquella Copa Jules Rimet , mucho agua tuvo que pasar bajo el puente.

Fueron sueños, esfuerzo y sacrificio de muchos dirigentes ariqueños, que acogieron fielmente, a su vez, la ilusión de tantas autoridades del fútbol nacional, encabezados por Carlos Dittborn, para postular a Chile como sede de un mundial de fútbol.

Ni el terremoto de 1960, ni la falta de recursos, amilanó a los “Bravos de Arica”, que hicieron suya la histórica frase de Carlos Dittborn Pinto en Lisboa, durante la decisiva reunión de la FIFA. “porque nada tenemos, queremos hacerlo todo”.

En efecto, cuando un grupo de ariqueños, liderados por Augusto Zubiri Rubio, soñaron con ser subsede, apenas se supo que Chile organizaría la máxima justa del balompié, vieron a la vez, que su querida Arica, allá por 1960, poco o nada tenía para cumplir con los exigentes requisitos de la Comisión FIFA, entidad encargada de verificar estadios, canchas de entrenamiento, hoteles, transporte, etc.

Sin embargo, el ingenio, la sabiduría, capacidad y nuevamente, el aporte tremendo de la Junta de Adelanto de Arica, hizo posible la hazaña, que se vio coronada aquel 10 de Junio de 1962, con el triunfazo de Chile ante el coloso de la URSS. Porque Arica nada tenía, lo hizo todo…

Considerando la distancia de más de 2.000 kilómetros que separan a Arica de Santiago, y la inexistencia en aquel entonces de campos deportivos adecuados para el mundial de fútbol, de alojamientos suficientes para las poderosas selecciones y para los turistas o hinchas que llegarían, sólo los que no eran ariqueños ponían en duda, a la distancia, la seriedad de los propósitos de esta ciudad de organizarse para ganar una de las cuatro subsedes del Mundial del 62.

En aquel tiempo habían otras ciudades que también postulaban al honorífico nombramiento, con muchísimas más posibilidades de conseguirlo. Pero, los dirigentes deportivos de la ciudad no cejaron ni claudicaron en ningún momento en su empeño, convencidos que el espíritu de lucha y de esfuerzo de sus habitantes, no sólo les prestaría el necesario respaldo, sino que haría vencer las grandes dificultades relacionadas con la obtención y organización de tan magna cita del más popular de los deportes.

De esa manera, quedó entablada la primera contienda con ciudades de mayor densidad poblacional e influencias como Antofagasta, Concepción, La Serena, Valparaíso y Talca, más cercanas a la capital, centro de la organización del torneo y que contaban con mayores posibilidades en el campo urbanístico y con construcciones deportivas prácticamente aptas para constituirse en escenario de una Copa del Mundo.

Para muchos pareció entonces, muy extraño, que el Comité Nacional, organizador de la Copa del Mundo, manifestara sus preferencias por una ciudad tan alejada de la capital, y con tantos problemas y requisitos por resolver para cumplir dignamente el difícil compromiso, siendo que otras urbes tenían mayores ventajas.

Lo anterior es factible de explicar, por cuanto hay muchos que no olvidan y menos todavía, a quienes hicieron posible que Arica fuera subsede de un evento de estas características en los tiempos dorados del fútbol, cuando existían figuras de porte mundial como el mismo “Rey” Pelé, Garrincha, el húngaro Puskas, el yugoslavo nacionalizado español Ladislao Kubala, el mejor arqueo del mundo (incluso considerados por muchos como el de la historia), Lev Yashin, y tantos otros.

Por eso, costaba creer que el sueño se convertía en realidad y que la ciudad de San Marcos, que resurgía comercialmente con el puerto libre y crecía con la Junta de Adelanto, ahora se encumbraba a nivel mundial en el aspecto deportivo.

Hay un nombre inscrito con letras doradas en la historia de la Copa Jules Rimet realizada en Chile. Es el de Carlos Dittborn Pinto, con el cual se bautizó el hermoso estadio construido en esa fecha por la Junta de Adelanto.




Con una vasta experienza, preparación y genuína vocación de dirigente deportivo, además de su capacidad de trabajo, Dittborn era poseedor de un bien ganado prestigio más allá de nuestras fronteras. Su recia personalidad la conocían en todas las lides del deporte a nivel mundial. Por ello, no extrañó que fuera designado presidente del Comité Organizador del Campeonato Mundial de Fútbol 1962.

Carlos Dittborn, desde un comienzo, miró con simpatía la postulación de Arica para constituirse en una de las cuatro subsedes de la magna justa. Para muchos, quizás, esto resultaba incomprensible dadas las enormes carencias y dificultades de la ciudad para cumplir con los exigentes requisitos de la FIFA, muy estricta siempre en estas materias.

Todavía resulta, entonces, inexplicable la decisión que finalmente nos favoreció por sobre otras postulaciones con mayores adelantos en esos tiempos y más cercanas a Santiago. Si se traba de dejar subsede en el norte, allí estaba Antofagasta, la “Perla del Norte”.

Explorando en profundidad la magnética personalidad de Carlos Dittborn se puede llegar a concluir algunos aspectos que hicieron inclinarse a favor de Arica.

Primero, se debe recordar que Dittborn asumió en forma voluntaria la inmensa responsabilidad de tomar a su cargo la organización de la prestigiada cita futbolística mundial.

Y Arica, en tanto, cuando postulaba a ser subsede, tenía al igual que Chile, sólo voluntad y ganas de trabajar para alcanzar esta ansiada meta, lo que muestra una gran entereza y noble espíritu a fin de enfrentar las dificultades propias de una empresa de este nivel.

No hay duda, entonces, que el máximo dirigente y referente de esta justa mundial, vio en los ariqueños y su postulación a subsede, el mismo fervor que lo llevó a encabezar la organización de la Copa del Mundo, produciéndose una comunión de ideales, que necesitaban, por supuesto, de un esfuerzo de real envergadura para quedar satisfechos.

De ahí nació, se concluye, el apoyo invariable que Carlos Dittborn prestó a la ciudad desde que empezó la ilusión, habiéndole siempre reiterado que se correspondería de buena manera a su inapreciable apoyo.

Los antiguos momentos vividos por Carlos Dittborn y los dirigentes que lo acompañaban fueron de miedo, luego de los violentos movimientos sísmicos sufridos en el país.

Las buenas intenciones y los deseos de superar los inconvenientes tenían un límite, porque era difícil ir contra la imposibilidad material. Mientras esto ocurría en Chile, otros países se ofrecían a FIFA para reemplazar la sede mundial, pensando que una nación tan golpeada por la naturaleza, no estaría en condiciones materiales de cumplir sus compromisos. Poco sabían del temple de los chilenos, quienes así pensaban.

Colocándose en un plan esencialmente realista, las miradas se dirigieron hacia aquellas ciudades que podrían afrontar la organización de las subsedes sin necesidad de recurrir al erario fiscal.

De partida, Santiago estaba asegurada, las obras de ampliación de su estadio principal habían sido iniciadas y el Presidente de Chile se comprometió a no interrumpirla.

Apareció Viña del Mar, capital del turismo, que podía invertir cualquier suma, echando mano a sus propios bolsillos. Después fue Rancagua, ciuad que vivía holgadamente gracias a las fabulosas riquezas de cobre que extraía de sus entrañas. La firma que explotaba sus yacimientos, la Branden Cooper Company, prometió entonces hacer inversiones para que la ciudad se convirtiera en subsede. El problema estaba casi resuelto. Había tres ciudades aseguradas y sólo faltaba una para que la calma volviese a los espíritus y el mundial se quedase en Chile.

Y apareció Arica, como tabla de salvación; la ciudad que no tenía estadio, enclavada en el desierto nortino, donde era difícil que germinara algo de césped, podía salvar el mundial.

En esos momentos, los quijotes que habían comenzado con este sueño, iban de a poco convenciendo a las autoridades locales, a las asociaciones deportivas, a la población en general, que era posible llevar a cabo esta ilusión.



De esa manera y con mucho esfuerzo, viajaron a Santiago para ratificar la intención ciudadana de contar con una subsede, ocultando por supuesto que poco o nada de los requisitos exigidos por la FIFA estaban cumplidos.

En medio de todo el ajetreo tendiente a lograr la subsede, la visita de Carlos Dittborn a Arica fue un acontecimiento digno de recordar.

Reunido en una sala, el Consejo de la Junta de Adelanto de Arica, organismo autónomo creado por el Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo para recaudar los fondos provenientes del régimen de zona franca aduanera y utilizarlos en beneficio del progreso urbanístico y económico de la ciudad, escuchó en silencio la dramática exposición oral de Carlos Dittborn.

El dirigente expresó en resumen que “si ustedes proporcionan el dinero para construir un estadio que permita a Arica ser subsede, se habrá salvado la Copa del Mundo y Chile podrá decir que a pesar de todos los inconvenientes, tiene las entereza y capacidad para cumplir sus compromisos”.

Sobrevino el natural debate, el que no fue demasiado extenso, para la Junta de Adelanto se comprometiera a dar un categórico respaldo a la gestión de sus dirigentes deportivos, sacando la cara por Chile.

Tras el compromiso asumido, Carlos Dittborn el hombre que momentos antes con voz varonil había requerido urgente ayuda y apoyo, se levantó de su silla y con los ojos brillantes por dos mal contenidas lágrimas, apenas pudo entreabrir los labios para decir: “señores, gracias… mil gracias… os agradezco en nombre de Chile… habéis salvado el mundial”. Y eso, fue la pura verdad.

Lamentablemente, el caballeroso dirigente que había convencido al mundo que Chile podía organizar un perfecto mundial, no pudo ver su obra terminada por una cruel jugada del destino, que acabó prematuramente con su vida.

Un mes antes de la inauguración del mundial, un ataque al corazón le privó de estar en la tribuna de honor, pero en todas las subsedes, con un minuto de silencio, se recordó su lucha por conquistar para Chile la más grande de las fiestas deportivas que se celebra cada cuatro años desde 1930.

Por supuesto que en Arica la noticia de su deceso impactó doblemente debido a la identificación del dirigente con nuestra ciudad y a su decidido apoyo para que fuera una de las subsedes.

Por ello, de inmediato el comité organizador presidido por el profesor Augusto Zubiri, el mismo consejo de la Junta de Adelanto presidido por el gobernador Antonio Encina De la Torre y la Municipalidad de Arica con su alcalde Oscar Belmar a la cabeza, propusieron que el nuevo estadio, construido especialmente para la subsede ariqueña, llevara el nombre de Carlos Dittborn, como un póstumo y bien merecido homenaje.

Al Departamento Técnico de la Junta de Adelanto le correspondió poner en marcha los planos para la edificación de un estadio, cuya construcción se inició con un presupuesto de 400.000 dólares, encargándose la obra a la firma de Enrique Richard W. y Compañía.

Definido el calendario y fixture de los partidos en aquellos tiempos, cuando 16 selecciones competían por la Copa Jules Rimet, llegaron hasta Arica cuatro equipos poderosos que por entonces deslumbraban en el concierto futbolístico mundial.

Estuvo la URSS, procedida por la fama de su arquero denominado “la araña negra”, Lev Yashin, quien era estrella del Dynamo de Moscú, donde ganó 5 Ligas soviéticas, tres Copas de la URSS, además de haber obtenido con su selección medalla de oro en los Juegos Olimpicos de 1956 y la Eurocopa en 1960. Cabe mencionar que posteriormente en 1963, recibió el Balón de Oro, siendo el único portero en ganarlo, y según la IFFHS (Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol) es reconocido como el mejor arquero del Siglo XX. También destacaba su delanteros Chislenko y Valentín Kozmich quien fue uno de los goleadores del torneo con 4 goles.

También llegó, la selección de Uruguay, famosa por su garra, que en la década del 50’ había inscrito por segunda vez su nombre en la historia del fútbol al ganar el Mundial de Brasil con el “Maracanazo”, derrotando en la final al local. Además, los charrúas, habían cumplido un buen papel en el Mundial de Suiza 1958.

El tercer elenco que arribó a la ciudad fue la entonces Yugoslavia, cuadro que disputaría más adelante, el tercer lugar ante Chile. Destacaba el delantero Drazan Jerkovic, quien sería uno de los goleadores del torneo con 4 goles, además de Milan Galic, quien marco 3 tantos.

Cerraba la llave, el seleccionado de Colombia, el más débil del grupo, pero que protagonizó el partido más espectacular y dramático de la subsede, al empatar a 4 con la poderosa URSS.


Los resultados del Grupo “A” subsede Arica, fueron los siguientes:

Uruguay 2-1 Colombia

URSS 2-0 Yugoslavia

Yugoslavia 3-1 Uruguay

URSS 4-4 Colombia

URSS 2-1 Uruguay

Yugoslavia 5-0 Colombia


La tabla de posiciones quedó de la siguiente manera:

1.- URSS 5 pts.

2.- Yugoslavia 4 pts.

3.- Uruguay 2 pts.

4.- Colombia 1 pts


Terminada la primera fase de clasificación del mundial, quedaba definido que la URSS al haber ganado el grupo “A” debía enfrentar por los 4tos de final a Chile, quien había terminado 2° en el grupo “B”.

Ni en los más remotos sueños imaginaron los dirigentes y ariqueños que sería justamente Chile el equipo que tendría que enfrentar en el “Carlos Dittborn” a los soviéticos.

Por supuesto que la noticia provocó una euforia nunca antes vista en la ciudad. Muchos días antes del partido las filas para comprar las entradas eran cosas de locos, a tal extremo que fue necesario restringir la venta de entradas a 2 por personas, dado que sólo restaban por venderse las aposentadurías del sector de galerías.

Las fotos de la época son elocuentes para graficar que el estadio estaba repleto. En algunos casos la gente no respetó ni los asientos numerados. Los autos que venían llegando de todas partes de Chile se asomaban por el camino que se observa a espaldas del tablero marcador del estadio y muchos tuvieron que conformarse escuchando por radio el trascendental encuentro.

Aquel domingo 10 de Junio de 1962 a las 14:30 hrs, Chile salió de blanco a enfrentar a los soviéticos.

La formación histórica de Chile estuvo conformada por Misael Escuti en el arco; línea de cuatro en el fondo con Luis “Fifo” Eyzaguirre, Raúl Sánchez, Carlos “Pluto” Contreras y Sergio Navarro; el mediocampo fue para Eladio Rojas, Jorge Toro y Armando Tobar; y en la delantera estuvieron Jaime Ramírez, Honorino Landa y Leonel Sánchez. El gran Fernando Riera, y su ayudante Luis “Zorro” Álamos, en la banca chilena.

En el primer tiempo la emoción brotó a raudales, primero con el golazo de tiro libre de Leonel Sánchez, que dejó parado a Yashin. La jugada previa fue reclamada como penal sobre Tobar, pero el árbitro cobró fuera del área. De allí la frase histórica del entonces relator Julio Martínez “JM”, quien gritó: “¡Justicia divina!”


La URSS empató con gol de Chislenko, pero Chile reaccionó y vino el segundo tanto con un golazo de Eladio Rojas, que desató la inmensa alegría de los ariqueños y de todo el país.

Fue indescriptible la alegría desatada tras el pitazo final del árbitro, con los jugadores y entrenador abrazándose en la cancha, mientras el público de pie cantaba el himno nacional y luego el himno de Arica.

En las calles de la ciudad, el carnaval se había desatado, celebrando hasta altas horas de la madrugada. La subsede de Arica baja su telón con un triunfo que será recordado por siempre y que se va agigantando con el tiempo, porque hazañas deportivas de ese tipo son difíciles de igualar en esta época.

Mientras tanto, Carlos Dittborn sonreía desde el cielo y los quijotes ariqueños se mostraban satisfechos de haber derrotado a los gigantes molinos de viento.




1 comentario:

  1. gracias muxas gracias por todo este material por el rescate historico que no tiene valor monetario si no un valor sentimental impagable esto es identidad esta es la mejor manera de hacer valer la verdadera historia de nuestra ciudad y de nuestro deporte grande profesor ¡¡arica siempre arica hasta morir!!!!!

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.